Los secretos de la Energia Vital

Los secretos de la Energia Vital

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La energía vital que medimos como vitalidad, es conocida desde hace mucho tiempo en la historia cultural de la humanidad y sería díficil encontrar un lugar donde no usaban la energía vital para curar. Los etnógrafos han encontrado las huellas de este tipo de curación (con energía vital) en varias tribus, las que nosotros consideramos primitivas: por ejemplo en Australia, Siberia, y desde la Oceanía hasta América o África. Tomando en cuenta que esta energía vital está presente en cada hombre, en una cantidad mayor o menor y que, aunque en diferente grado, podemos trasmitir la energía vital uno al otro, podemos considerarla como uno de los métodos de curar más antiguos y más eficaces.

En cada civilización tenía un nombre diferente: en la India se llamaba Prana, en China Chi, pero todas las culturas antiguas la conocían. La curación con la bioenergía (con la energía vital es una aptitud humana, general y extendida. En los tiempos antiguos los indios y los chinporos lo reconocieron aproximadamente al mismo tiempo. En la India los métodos diferentes para intensificar la energía vital fueron elaborados los jogi, en forma de ejercicios de meditación y de respiro. Los chinos, con la regulación y el encauzamiento de esta energía vital lograron un resultado todavía más significativo, pues probablemente también la acupunctura tiene sus raíces en esta energía vital (en ciertos puntos del cuerpo hay más de ella que en los otros). De los exámenes se ha revelado que los lugares del cuerpo humano de los cuales la mayor cantidad de energía vital procede, contienen más puntos de acupunctura, que los lugares menos activos. Así podemos suponer que esta energía vital que hace funcionar los aparatos, mover al rotor, probablemete coincide con aquella que se extiende por los medianes de acupunctura. Pero en China no se usaba esta energía vital solamente para curar, sino también para luchar con ella. Éste es el llamado arte de combate fino (Wo-Shu), donde, sin ningún toque del enemigo, simplemente con un disparo de energía uno puede dejarle fuera de combate. Con este método también se puede endurecer provisionalmente ciertas partes del cuerpo humano, de modo que aguante golpes muy fuertes. El mundo desconoce esta forma del arte de combate, excepto China, por lo tanto nos parece fantástica e increible.

Al principio de nuestra era, en el Imperio Romano se conocía esta energía (energía vital), como un medio posible para curar. Si abrimos la Biblia, en los quatro evangelios del Nuevo Testamento podemos encontrar varios ejemplos para la curación a mano, la trasmisión de la energía vital, en las que, algunas veces, refieren, al pie de la letra, a la fuerza. Tampoco la Biblia considera este fenómeno una propiedad divina, pues también los apóstoles y los discípulos lo utilizaban para curar. Con la extensión de la Cristianidad esta energía vital llegó a ser cada vez más conocida, pero en la Edad Media todo se puso alrevés.

En esta xilografía del ano 1591, el soberano de Escocia está dirigiendo el proceso de la bruja Agnes Sampson y sus companeras. De acuerdo con las costumbres de aquella época a las acusadas les hacen confesar dándoles palizas.

La inquisición empezó a perseguir, entre muchos otros, también a los que, por alguna causa, tenían mucho más energía vital que el promedio. A ellos les podía pasar dos cosas: les llevaron a la hoguera o al suplicio, pero en caso afortunado les beatificaron o quizá les canonizaron. Si nos ponemos a leer las colecciones sobre la vida de los santos, vamos a encontrar varios efectos, parafenómenos, que probablemente se presentaran gracias a esta fuerza (energía vital), este efecto, esta bioenergía.

Por desgracia es probable que tan sólo en Europa se murieran miles de personas por tener este tipo de aptitud. Naturalmente las personas con una aptitud excepcional o un nivel de energía vital sobresaliente fueron quemadas en la hoguera. A veces se llevaba gente a la hoguera también por causas ideológicas, o simplemente por envidia. Lo cierto es que muchos fueron llevados al patíbulo con la acusación de ser bruja sólo por curar con este método. Mientras los sumo sacerdotes y los reyes poseían esta capacidad por sus funciones (de este modo les daban su poder y aptitud -su energía vital – a los súbditos), a los cotidianos era prohibido usar y practicarlo.

De la persecución, el miedo y la negación de aquellos tiempos guardamos bastante también en nuestros días: tampoco las ciencias naturales de hoy se dan de enterado del fenómeno de la energía vital, lo ignoran oficialmente. A los principios de la Edad Moderna, en Europa fue Mesmer que volvió a estudiar el modo magnético de curar. En su caso el método de trasmititr energía se meczlaba todavía con la hipnosis. Y realmente, la hipnosis se la puede usar eficientemente para reforzar o producir esta energía que es la energía vital.

La vitalidad, o, de otro nombre, la energía vital está presente en todo lugar alrededor del cuerpo humano, pero con una intensidad variable: generalmente la llamamos aura. Algunos (después de practicarlo mucho) pueden sentir cómo este campo de energía vital se distribuye y a base de eso son capaces de determinar con aproximación qué enfermedad tenemos. Partiendo de la distribución de la energía vital, examinan donde la aura alrededor del cuerpo es deforme, herido o débil. Al reemplazar la escasez de energía vital se puede arreglar los errores al menos para un cierto tiempo, y así también se puede curar.

En esta xilografía alemana, procedente de 1580 ya se ve cómo se usaba la varita de virtudes en la práctica. En el fondo, la figura del centro está cortando una ramilla verde. En la parte de arriba, en la mano del hombre de la izquierda se ve el estado del ramo de forma Y cuando no han encontrado nada. Mientras tanto la figura situada en el centro tira el ramo por el suelo: ha conseguido encontrar algo. A su lado podemos ver los rastros de la exploración. En la parte inferior están examinando los objetos encontrados.

Contacto con la radistesía

Desde hace mucho tiempo es conocido que con ayuda de la llamada varita mágica muchas personas logran localizar los manantiales subterráneos subterraneas, minerales, cuevas o cables que corren bajo el suelo. Estas personas tienen un alto nivel de energía vital. Conocemos varios métodos y sabemos que más o menos cada segunda persona es moderadamente delicada a estos efectos. Pero sólo el 1-2% de las personas es sensible notablemente, aunque no todos saben de este don ya que poco se habla de él y aún menos personas lo probaron en la práctica. Las experiencias alcanzadas hasta ahora (aunque este tipo de prueba lo hemos hecho sólo con unas cuantas docenas de personas) muestran que los delicados tienen el valor de vitalidad (enegría vital) inferior al promedio y sufren de alguna enfermedad o problema, o al contrario, tienen un nivel de vitalidad sobresaliente. Prácticamente en caso de aquellas personas cuyo valor pertenece al intervalo rojo o verde, la sensibilidad es más frecuente. Los dos grupos perciben de manera diferente las zonas geopatógenas, los manantiales subterráneos, cables ocultos.

Los etnógrafos han recogido ya numerosas observaciones sobre los tratamientos bioenergéticos, el chamanismo y la energía vital pero también sobre las llamadas exploraciones de varita mágica, usadas por las tribus nomadas para saber dónde encontrar agua bajo la tierra. Este método tenía un rol importante en la industia también: con ello (con el uso de la energía vital) descubrieron minas y yacimientos metalíferos subterraneos. Este método fue utilizado en círculo amplio en la Edad Media y a principios de la Edad Moderna – cuando la geología estaba aún en estado embrionatorio. Aún en nuestros días ocurre muchas veces en el Lejano-Oriente que antes de empezar a construir una nueva casa llaman un especialista para que marque el terreno de la casa. Así quieren evitar que las zonas nocivas influyan en el equilibrio energético del organismo humano, en el nivel de la energía vital.

Le brevehistoria de la energia vital

En la siguiente unidad de las instrucciones de uso intentamos dar un breve resumen sobre el fondo histórico de la bioenergía, la vitalidad, la energía vital. También vamos a ver quiénes, cuándo y con qué objetivo usaron la energía vital.

La energía vital que medimos como vitalidad, es conocida desde hace mucho tiempo en la historia cultural de la humanidad y sería díficil encontrar un lugar donde no usaban la energía vital para curar. Los etnógrafos han encontrado las huellas de este tipo de curación (con energía vital) en varias tribus, las que nosotros consideramos primitivas: por ejemplo en Australia, Siberia, y desde la Oceanía hasta América o África. Tomando en cuenta que esta energía vital está presente en cada hombre, en una cantidad mayor o menor y que, aunque en diferente grado, podemos trasmitir la energía vital uno al otro, podemos considerarla como uno de los métodos de curar más antiguos y más eficaces.

En cada civilización tenía un nombre diferente: en la India se llamaba Prana, en China Chi, pero todas las culturas antiguas la conocían. La curación con la bioenergía (con la energía vital es una aptitud humana, general y extendida. En los tiempos antiguos los indios y los chinos lo reconocieron aproximadamente al mismo tiempo. En la India los métodos diferentes para intensificar la energía vital fueron elaborados por los jogi, en forma de ejercicios de meditación y de respiro. Los chinos, con la regulación y el encauzamiento de esta energía vital lograron un resultado todavía más significativo, pues probablemente también la acupunctura tiene sus raíces en esta energía vital (en ciertos puntos del cuerpo hay más de ella que en los otros). De los exámenes se ha revelado que los lugares del cuerpo humano de los cuales la mayor cantidad de energía vital procede, contienen más puntos de acupunctura, que los lugares menos activos. Así podemos suponer que esta energía vital que hace funcionar los aparatos, mover al rotor, probablemete coincide con aquella que se extiende por los medianes de acupunctura. Pero en China no se usaba esta energía vital solamente para curar, sino también para luchar con ella. Éste es el llamado arte de combate fino (Wo-Shu), donde, sin ningún toque del enemigo, simplemente con un disparo de energía uno puede dejarle fuera de combate. Con este método también se puede endurecer provisionalmente ciertas partes del cuerpo humano, de modo que aguante golpes muy fuertes. El mundo desconoce esta forma del arte de combate, excepto China, por lo tanto nos parece fantástica e increible.

Al principio de nuestra era, en el Imperio Romano se conocía esta energía (energía vital), como un medio posible para curar. Si abrimos la Biblia, en los quatro evangelios del Nuevo Testamento podemos encontrar varios ejemplos para la curación a mano, la trasmisión de la energía vital, en las que, algunas veces, refieren, al pie de la letra, a la fuerza. Tampoco la Biblia considera este fenómeno una propiedad divina, pues también los apóstoles y los discípulos lo utilizaban para curar. Con la extensión de la Cristianidad esta energía vital llegó a ser cada vez más conocida, pero en la Edad Media todo se puso alrevés.

En esta xilografía del ano 1591, el soberano de Escocia está dirigiendo el proceso de la bruja Agnes Sampson y sus companeras. De acuerdo con las costumbres de aquella época a las acusadas les hacen confesar dándoles palizas.

La inquisición empezó a perseguir, entre muchos otros, también a los que, por alguna causa, tenían mucho más energía vital que el promedio. A ellos les podía pasar dos cosas: les llevaron a la hoguera o al suplicio, pero en caso afortunado les beatificaron o quizá les canonizaron. Si nos ponemos a leer las colecciones sobre la vida de los santos, vamos a encontrar varios efectos, parafenómenos, que probablemente se presentaran gracias a esta fuerza (energía vital), este efecto, esta bioenergía.

Por desgracia es probable que tan sólo en Europa se murieran miles de personas por tener este tipo de aptitud. Naturalmente las personas con una aptitud excepcional o un nivel de energía vital sobresaliente fueron quemadas en la hoguera. A veces se llevaba gente a la hoguera también por causas ideológicas, o simplemente por envidia. Lo cierto es que muchos fueron llevados al patíbulo con la acusación de ser bruja sólo por curar con este método. Mientras los sumo sacerdotes y los reyes poseían esta capacidad por sus funciones (de este modo les daban su poder y aptitud -su energía vital – a los súbditos), a los cotidianos era prohibido usar y practicarlo.

De la persecución, el miedo y la negación de aquellos tiempos guardamos bastante también en nuestros días: tampoco las ciencias naturales de hoy se dan de enterado del fenómeno de la energía vital, lo ignoran oficialmente. A los principios de la Edad Moderna, en Europa fue Mesmer que volvió a estudiar el modo magnético de curar. En su caso el método de trasmititr energía se meczlaba todavía con la hipnosis. Y realmente, la hipnosis se la puede usar eficientemente para reforzar o producir esta energía que es la energía vital.

La vitalidad, o, de otro nombre, la energía vital está presente en todo lugar alrededor del cuerpo humano, pero con una intensidad variable: generalmente la llamamos aura. Algunos (después de practicarlo mucho) pueden sentir cómo este campo de energía vital se distribuye y a base de eso son capaces de determinar con aproximación qué enfermedad tenemos. Partiendo de la distribución de la energía vital, examinan donde la aura alrededor del cuerpo es deforme, herido o débil. Al reemplazar la escasez de energía vital se puede arreglar los errores al menos para un cierto tiempo, y así también se puede curar.

En esta xilografía alemana, procedente de 1580 ya se ve cómo se usaba la varita de virtudes en la práctica. En el fondo, la figura del centro está cortando una ramilla verde. En la parte de arriba, en la mano del hombre de la izquierda se ve el estado del ramo de forma Y cuando no han encontrado nada. Mientras tanto la figura situada en el centro tira el ramo por el suelo: ha conseguido encontrar algo. A su lado podemos ver los rastros de la exploración. En la parte inferior están examinando los objetos encontrados.

Contacto con la radistesía

Desde hace mucho tiempo es conocido que con ayuda de la llamada varita mágica muchas personas logran localizar los manantiales subterráneos subterraneas, minerales, cuevas o cables que corren bajo el suelo. Estas personas tienen un alto nivel de energía vital. Conocemos varios métodos y sabemos que más o menos cada segunda persona es moderadamente delicada a estos efectos. Pero sólo el 1-2% de las personas es sensible notablemente, aunque no todos saben de este don ya que poco se habla de él y aún menos personas lo probaron en la práctica. Las experiencias alcanzadas hasta ahora (aunque este tipo de prueba lo hemos hecho sólo con unas cuantas docenas de personas) muestran que los delicados tienen el valor de vitalidad (enegría vital) inferior al promedio y sufren de alguna enfermedad o problema, o al contrario, tienen un nivel de vitalidad sobresaliente. Prácticamente en caso de aquellas personas cuyo valor pertenece al intervalo rojo o verde, la sensibilidad es más frecuente. Los dos grupos perciben de manera diferente las zonas geopatógenas, los manantiales subterráneos, cables ocultos.

Los etnógrafos han recogido ya numerosas observaciones sobre los tratamientos bioenergéticos, el chamanismo y la energía vital pero también sobre las llamadas exploraciones de varita mágica, usadas por las tribus nomadas para saber dónde encontrar agua bajo la tierra. Este método tenía un rol importante en la industia también: con ello (con el uso de la energía vital) descubrieron minas y yacimientos metalíferos subterraneos. Este método fue utilizado en círculo amplio en la Edad Media y a principios de la Edad Moderna – cuando la geología estaba aún en estado embrionatorio. Aún en nuestros días ocurre muchas veces en el Lejano-Oriente que antes de empezar a construir una nueva casa llaman un especialista para que marque el terreno de la casa. Así quieren evitar que las zonas nocivas influyan en el equilibrio energético del organismo humano, en el nivel de la energía vital.

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